Como parte de la excelente colección del Fondo de Cultura Económica, Libros sobre Libros, se encuentra una obra de lectura obligatoria para los profesionales noveles de la edición: Manual de edición literaria y no literaria, de Leslie T. Sharpe e Irene Gunther.
Esta traducción al español es meritoria, entre otros aspectos, porque se aventura a proporcionar una terminología para traducir las especialidades de edición para las que sí existen vocablos en lengua inglesa, pero no en lengua española. Además, cuando las autoras proporcionan ejemplos sobre editoriales, programas de formación y obras destacadas por algún aspecto en su edición, Gabriela Ubaldini, la traductora, y el editor de esta versión se toman la molestia de incluir ejemplos del contexto editorial en habla castellana.
Es una de esas obras que merece leerse de tapa a tapa. Sus capítulos están plagados de frases dignas de enmarcarse, recomendaciones útiles y prácticas e ideas reveladoras. Cuanto más novato sea uno como editor, más valioso se vuelve el libro; pero yo, que ya he andado unos poquísimos años –y algunos cursos– por estos rumbos, lo he disfrutado a lo grande y quisiera haberlo tenido en mis manos desde mis inicios y no hasta ahora. Más de una lección aprendida a golpes podría haberla sacado de estas páginas sabias y llenas de experiencia.
Las dos primeras secciones de la obra proporcionan el vocabulario básico, una descripción de las tareas editoriales y un panorama global del mundo editorial, según sus distintas especialidades.
Ya en secciones tercera y cuarta incursiona en consejos sobre las actitudes y habilidades, tanto intelectuales como sociales, de un buen editor. Con ejemplos aplicados, se habla sobre cómo leer un libro, qué corregir, cómo olfatear los problemas y sus soluciones, cómo editar los contenidos. También se refiere a esas otras funciones que pocos privilegiados editores ejercen: cómo seleccionar obras, cómo editar pensando como escritor, cómo distinguir la buena narración.
Dedica un capítulo al trabajo editorial independiente, otro a las herramientas editoriales del editor y, finalmente, recomienda obras de consulta y centros de capacitación para quien desee obtener formación en esta área.
Esta obra es una puerta y, como tal, hay que tocarla y hacer el esfuerzo de pasar adelante. Quienes lo hagan, verán cómo es mejor ingresar al mundo de la edición con guías experimentados, que dependiendo exclusivamente del autodidactismo y la buena, pero lenta, formación cotidiana de la vida editorial.
viernes, 3 de septiembre de 2010
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