Uno de los casos de consulta más frecuentes es la correcta grafía de las abreviaturas por contracción cuya letra o letras finales se escriben de forma volada. Palabras como número, primero, doña y afectísimo se abrevian, respectivamente, n.o, 1.o, D.a, af.mo.
La corrección de abreviaturas, aun cuando se ve sencilla, suele complicarse en su diaria implementación, debido a lo extraña que le parece al lector su grafía y a la ambigüedad con que se ha tratado la normativa en la documentación académica, pocas veces orientada a la desambiguación ortotipográfica. Por lo tanto, en la práctica, se producen equívocos ante los que debemos estar alerta y contrarrestar con la aplicación de unas sencillas reglas.
Regla 1: el punto es necesario
La mayoría de las personas escribe n° (ahí hay dos vicios tipográficos, como veremos en la segunda regla), y se extrañan de la indicación del corrector de añadir el punto inmediatamente después de la n. A veces las pruebas van y viene hasta tres veces hasta que, con mucha paciencia, se saca del estante el libro de autoridad, se le muestra al colaborador por qué se solicitó la corrección y se le pide que observe muy de cerca la existencia del punto que, hasta ese momento, su cerebro había hecho el mayor esfuerzo por invisibilizar.
¿Por qué el punto debe escribirse? José Martínez de Sousa, en su Ortografía y ortotipografía del español actual, proporciona dos excelentes razones. En primer lugar, porque es una abreviatura propiamente dicha y no cualquier otro tipo de abreviación, como un símbolo o una sigla. En segundo lugar, porque dada su similitud, si no se emplea la abreviatura en casos como 1.o, existe el riesgo de que se confunda con el signo de grado (2008: 192).
Regla 2: el circulito es una letra, no una bolita
El segundo error en la aplicación de esta abreviatura es el empleo del signo de grado (°) en lugar de una letra o voladita, que se obtiene en el procesador de textos al aplicar la función de superíndice, con un cuerpo de letra de menor tamaño: (o). Esto se considera error tipográfico, aun cuando serán pocos los lectores con el entrenamiento visual para hacer la distinción (fenómeno que no nos exime a los editores de hacer bien nuestra labor).
Ahora bien, el lector entrenado sabrá reconocer la diferencia: 1° se lee «un grado»; mientras que 1.o se lee «primero».
Según este criterio, también sería incorrecto el fenómeno tipográfico inverso: emplear la función de superíndice para indicar el signo de grado. El signo de grado es un caracter especial que se inserta en el texto. En computadoras Macintosh se encuentra con la combinación opción 8 (tecla para el número 8). En Windows, varía según el teclado, pero usualmente hay alguna tecla en donde está situado, en alguna combinación con mayúscula o alt. En caso de no encontrarlo, siempre se puede acudir a la función de insertar símbolo, en el procesador de textos.
Regla 3: la letra debe concordar con la palabra abreviada
Dada la confusión señalada en la regla anterior, muchas veces encontraremos textos en donde la abreviatura con terminación masculina se emplea indistintamente (y casi siempre con el signo de grado en lugar de la o), aun cuando se esté abreviando una palabra femenina o en plural, o su terminación sea otra. Así, es incorrecto escribir: llegó en 1° lugar. La forma abreviada correcta sería: llegó en 1.er lugar (aunque en este caso, el corrector también podría sugerir que se emplee la palabra completa y no una abreviatura, por razones de estilo).
Si la palabra abreviada es femenina terminada en -a, la letra voladita debe ser una a. Si la palabra abreviada está en plural, las letras voladitas deben expresar ese plural: M.a (por María), af.mos (por afectísimos).
En síntesis, tenemos tres reglas que deberán cumplirse siempre: el punto, la función de superíndice y la concordancia en género y número. Así obtendremos abreviaturas tipográfica y semióticamente correctas.
Bibliografía consultada
Martínez de Sousa, J. (2007). Manual de estilo de la lengua española (3.a ed.). Gijón: Ediciones Trea.
––––– (2008). Ortografía y ortotipografía del español actual (2.a ed.). Gijón: Trea.
Real Academia Española (2005). Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Espasa-Calpe.
domingo, 9 de mayo de 2010
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