La mayoría de los editores prefieren, para estos casos, encerrar los puntos suspensivos entre corchetes (paréntesis cuadrados) y jamás entre paréntesis. Defienden esta postura José Martínez de Sousa y Miguel Ángel Guzmán (citado por el manual del APA en español), y Roberto Zavala Ruiz (2008) comenta que los corchetes son los favoritos de las editoriales, un cuando a veces se reserven para obras académicas o eruditas. La RAE (a través del DPD) avala tanto el uso de puntos suspensivos dentro de paréntesis como de corchetes, si bien prefiere el uso de los corchetes.
Personalmente, me adhiero a la preferencia de los editores: los puntos suspensivos deben ir acompañados, para no generar ambigüedad y, de preferencia, que sea por corchetes, que indican una intromisión en el texto por la «mano criminal» de quien lo cita.
Omisión de una sola palabra o frase
Si el texto omitido es de una palabra o una frase solamente, procede simplemente reemplazar ese texto por el signo gráfico respectivo: «En efecto, estábamos bajando al refectorio cuando escuchamos unos gritos […]. Guillermo se apresuró a apagar la lámpara». Conviene respetar la puntuación original (en este caso, el punto después de los corchetes), de manera que el texto conserve su lecturabilidad.
Omisión de más de un párrafo
Si el texto omitido obliga a un salto de párrafo o se omite un párrafo completo o más, los puntos suspensivos encorchetados deberán «flotar» en la cita, para indicar la omisión de un fragmento de considerable tamaño.
Pegándonos a las paredes, llegamos hasta la puerta que daba a la cocina, y comprendimos que el ruido venía de afuera, pero que la puerta estaba abierta. Despés las voces y las luces se alejaron, y alguien cerró la puerta con violencia. Era un gran tumulto, preludio de algo desagradable. A toda prisa volvimos a atravesar el osario, llegamos de nuevo a la iglesia, que estaba desierta, salimos por la puerta meridional, y divisamos un ir y venir de antorchas en el claustro.
[…]
Se presentó el Abad, y Bernardo Gui, a quien el capitán de los arqueros informó brevemente de los hechos.
José Martínez de Sousa cita, en adición a la anterior, propone otra alternativa para indicar este tipo de omisión (2007: 74-75.
Si lo que se suprime es un párrafo entero o más de uno, se puede indicar de varias maneras: si la cita está entre comillas latinas, a continuación del último final de párrafo se coloca un igual entre espacios, después los puntos encorchetados, seguidos de otro igual entre espacios y el texto del párrafo siguiente:Cuando la cita creada a partir de textos tomados de varios párrafos es demasiado corta, Martínez de Sousa ofrece una alternativa elegante:
[cita] = […] = [cita];
se usa el mismo signo si se trata de un párrafo como si son dos o más los suprimidos; si la cita se dispone aparte y en cuerpo menor.
El texto citado se dispone tal como aparezca en el original, con sus mismos puntos y aparte. Sin embargo, si la cita es corta y la introducimos en nuestro párrafo entre comillas latinas, el punto y aparte no se indica haciendo un punto y aparte efectivo, que daría al escrito un aspecto bastante chocante, sino poniendo un signo igual (=) (o incluso una doble pleca: ||) en el lugar que debería ocupar el texto que omitimos; irá precedido de punto y espacio y le seguirá espacio antes de continuar con el texto de la cita:
[cita]. = [cita].
Si el texto subsiguiente no es el comienzo del párrafo que sigue, es señal de que hemos omitido parte del comienzo de este párrafo porque tampoco nos interesa. En este caso, la parte omitida se sustituye por puntos encorchetados, y la grafía queda así:
[cita]. = […] [cita].
¿Y si hay demasiadas omisiones en una misma cita?
En lo personal, prefiero el empleo de los corchetes flotantes, aunque con una advertencia: si el texto está recargado y hay demasiadas omisiones, la publicación se afeará y el lector se sentirá perdido entre tantos fragmentos. En ese caso, es mejor recomendarle al autor que redacte de nuevo, utilice el método de la paráfrasis o que redacte su propio párrafo integrando, en donde corresponda, los fragmentos de mayor conveniencia.
Al final, por encima de la corrección ortotipográfica, nuestro verdadero fin es lograr un texto fluido, fácil de leer y amigable para el lector; y hay muchas maneras de lograrlo mientras se consigna la correcta autoría de las ideas, sin caer en la enfermedad de citar textualmente todo cuanto nos encontramos.
Referencias bibliográficas
American Psychological Association (2001). Manual de estilo de publicaciones de la American Psychological Association [Publication Manual of the American Psychological Association, Fifth Edition] (2.a. ed.). México: Manual Moderno. (Original work published 2001).
Martínez de Sousa, J. (2007). Manual de estilo de la lengua española (3.a ed.). Gijón: Ediciones Trea.
Real Academia Española (2005). Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Espasa-Calpe.
Zavala Ruiz, R. (2008). El libro y sus orillas (3.a ed.). México: Universidad Nacional Autónoma de México.
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