Si nos apegamos a las reglas de la Real Academia Española, raya existe solo es una, según la define el Diccionario panhispánico de dudas como «un trazo horizontal (—) de mayor longitud que el correspondiente al guion (-), con el cual no debe confundirse».
Esta raya es el signo que tradicionalmente se emplea en nuestra lengua para abrir los diálogos de los personajes dentro de una novela u o obra ficcional. Aparece al inicio del párrafo, antes de cualquier palabra del personaje, y debe escribirse al final de las palabras del personaje para indicar que estas han terminado y que, cualquier cosa que esté después, es un comentario del narrador. Según la ortotipografía académica estricta, ese segundo signo es también una raya, de la misma longitud que la de apertura del diálogo.
Sin embargo, editores de obras en habla española, desde hace varias décadas, han empleado un signo gráfico de longitud intermedia entre la raya y el guion: (–) para diferenciar, semióticamente, las oraciones parentéticas dentro de párrafos y los comentarios del autor, distintos de las palabras de los personajes. Mientras esta no sea una regla en firme adoptada por la Academia, queda a gusto de los editores, siempre bajo la norma de aplicarla de manera sistemática en toda la obra escrita, editada o revisada.
Ahora bien, independientemente de cuál raya se emplee, hay reglas comunes que deben seguirse para las rayas de las oraciones parentéticas. Programas como el Microsoft Word incluyen una función automática de corrección que no está adecuadamente programada de acuerdo con las normas ortotipográficas castellanas. Por esa razón, al «corregir» produce dos errores (horrores) ortotipográficos: a) cierra la frase parentética con un guion de menor longitud que la raya de apertura; b) elimina uno de los espacios en blanco obligatorios que deben separar las rayas de la oración principal; y c) elimina la raya de cierre cuando va seguida de punto final. Estas correcciones ocurren como resultado de aplicar reglas ortotipográficas propias de lengua inglesa y no de lengua española.
Así, desde el punto de vista de la grafía, autores, correctores y editores deben vigilar siempre por el cumplimiento de los siguientes detalles:
- La raya de apertura debe tener una longitud idéntica a la raya de cierre.
- La raya de apertura y de cierre se escriben pegadas (sin espacio en blanco) a la primera y última palabra del enunciado parentético, respectivamente.
- La raya de apertura y de cierre se escriben separadas por un espacio en blanco de las palabras de la oración principal dentro de la cual se inscriben.
- Si lo que le sigue a la raya parentética de cierre es un signo de puntuación, se omite el espacio entre la raya y el signo.
- La puntuación de la oración debe abarcar la frase entre rayas; por lo tanto, no se escriben signos de puntuación antes de la raya de apertura, puesto que esta depende semánticamente de la palabra o frase inmediatamente anterior.
- Aunque la raya de cierre vaya seguida de punto final, debe escribirse antes del punto; no se elimina.
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