sábado, 17 de abril de 2010

La fantasía del investigador: bibliografías en un clic

El título que he elegido para este artículo es un poco falaz. En realidad, las bibliografías «en un clic» no existen si no han sido precedidas por mucha paciencia, buenos hábitos de acopio de datos y, sobre todo, herramientas informáticas de punta para la investigación. Entonces sí, cuando esos factores se sincronizan, podemos llegar al momento de nuestra escritura en que la lista final de referencias de una publicación se haga, literalmente, en un clic.

En el artículo anterior mencionamos la imperiosa necesidad de mantener excelentes hábitos de recopilación de datos bibliográficos. Y cuando digo «excelentes», implícitamente le añado «obsesivo-compulsivos», «paranoicos» y «extra precavidos», todo para evitar un intolerable dolor de cabeza cuando estemos contra el tiempo, cumpliendo plazos de entrega y ya listos para ingresar en la cadena de producción editorial o de la academia.

Tras unos meses de experimentación, puedo decir con mucho alivio que existe una manera diferente de trabajar, pero esta requiere de cierta planificación, previsión y, sobre todo, deseos de hacer las cosas bien desde el principio.

El primer paso será seleccionar una herramienta informática para la administración de la base de datos bibliográfica. Como ya se ha mencionado antes en este blog, hay programas de pago de excelente calidad, como el Sente (Mac), el Bookends (Mac) y el Endnote (Mac y PC). Pero también hay gran variedad de herramientas gratuitas. En esta entrada de Wikipedia hay una comparación de los diversos programas y sus posibilidades.

Una vez elegido el programa, lo más temprano que se pueda en el proceso de investigación o de escritura inicial, el siguiente paso será crear la base de datos bibliográfica e irla completando poco a poco. La información será ingresada una única vez; pero, si se ha hecho bien, se podrá utilizar cuantas veces lo desee el usuario, en cuantos artículos, tesis o libros escriba. Por lo tanto, la creación de la base de datos debe ser nuestra prioridad, ya que será de utilidad durante muchos años y escritos por venir.

Una vez que se ha comenzado a escribir, según el programa que se haya elegido, se comienzan a integrar las referencias bibliográficas dentro del texto (en el procesador de textos). Cada programa funciona de manera distinta, pero el resultado es el mismo: al final logramos obtener un documento con sus referencias completas, con una bibliografía generada automáticamente desde el programa y con el formato bibliográfico de nuestra elección, a partir de la gran cantidad de alternativas que estas aplicaciones ofrecen.

Si estos sencillos pasos se han seguido durante todo el proceso de investigación y de escritura, el día antes de la fecha de entrega, solamente estaremos preocupados por revisar la redacción y cualquier gazapo en la bibliografía, pero no estaremos volviéndonos locos recuperando datos faltantes o leyendo de pies a cabeza los manuales de estilo bibliográfico para tratar de entender cuál es la manera correcta de anotar los datos de referencia.

Desde luego, es muy recomendable que el escritor académico maneje correctamente el manual del estilo de citación que está empleando, para que pueda verificar el formato que el software aplicará de manera automática; pero, sin duda, este método reducirá considerablemente el tiempo dedicado a crear las listas de referencias bibliográficas, reducirá el margen de error y le ayudará a presentar trabajos más profesionales con menor esfuerzo.

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