Durante muchos siglos se comprendió la escritura como un arte inspirada por las divinidades. Las invocaciones a las Musas que precedían cualquier poema anterior al siglo XVII eran más literales de lo que puede aceptar nuestra mente positivista. El siglo XVIII y el romanticismo nos trajeron como legado al autor como demiurgo y dueño de su obra. Para poder crear al autor también era necesario pasar a un nuevo paradigma: de la inspiración al genio. Los autores no se formaban ni eran el resultado de su entorno, sino figuras sobresalientes cuya capacidad innata los elevaba sobre el común de los mortales. Hasta entonces, lo más cercano a la formación de autores eran los círculos literarios informales, entre amigos y colegas, y centrados en la escritura literaria.
Fue hasta el siglo XX que la formación de escritores se abrió camino hasta las aulas universitarias en países como Estados Unidos, Canadá y, más recientemente, México. El periodismo es una forma de escritura técnica, pero no es la única.
La aparición de la escritura técnica hacia finales del siglo XIX, como resultado de la explosión comercial y la necesidad de promover y estimular el consumo, trajo consigo una gran pregunta: ¿cómo se enseña a escribir?
Reporta Karen A. Schriver (1997: 56 y ss.) que todavía, hasta la fecha, conviven tres diferentes aproximaciones de la enseñanza de la escritura: a) la tradición artesanal, b) la tradición romántica y c) la tradición retórica. De esta forma clasifica Schriver las maneras de enseñanza de las escrituras creativa y técnica en su medio, los Estados Unidos.
La tradición artesanal (craft tradition) se centra en la enseñanza de reglas de la lengua, en la corrección gramatical y en la perfecta ortografía. Se enseñan los géneros de la escritura, los estilos, las modalidades de escritura (argumentativa, descriptiva) y una serie de técnicas expositivas (comparación, contraste, resumen).
La tradición romántica (romantic tradition) considera que es imposible enseñar y transmitir la buena escritura; especialmente la de carácter creativo o artístico. La enseñanza de la escritura consiste, para esta escuela, en proporcionar el entorno adecuado para que el aspirante a escritor pueda expresar libremente su creatividad. La escritura es considerada un viaje de autodescubrimiento y muchos de los ejercicios están orientados a llevar diarios y explorar temas muy personales. Los docentes guían ejercicios de comentario de lo escrito y dan consejos sobre aspectos como el lenguaje, la profundidad, el punto de vista o el uso de imágenes y metáforas.
La tradición retórica (rhetorical tradition) recupera el concepto griego de la retórica como arte de la persuasión (Aristóteles, Cicerón, Quintiliano). Aquí, la gramática y el genio quedan en segundo plano. En cambio, se parte de un cuerpo teórico para reflexionar sobre las relaciones entre el comunicador, la audiencia, las palabras, las imágenes y el contexto.
Esta sencilla clasificación contribuye a hacer nuevas preguntas: ¿Cómo queremos formar autores? ¿A cuál tipo de tradición deberíamos darle énfasis? ¿Cuál(es) de estas tres nos puede(n) dar el tipo de autores que necesitamos?
lunes, 30 de noviembre de 2009
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