Cuando de corrección se trata, se conjugan múltiples factores en la reacción de las personas ante el señalamiento de un error: traumas creados en la escuela, la creencia falsa que ser hablantes de una lengua los hace expertos en sus reglas y sutilezas y, sobre todo, el peso cultural que puede existir debido a la conceptualización del error y la crítica ajena dentro de su sociedad.
Una manera de buscar el balance en el campo de la corrección es promover una actitud saludable ante el error y el cambio; en otras palabras, promover una «cultura de la corrección». El respeto mutuo y el amor al trabajo bien realizado son dos factores clave en el éxito del proceso de leerse y corregirse mutuamente.
Finalmente, se requiere despojar al error de aquellos componentes emocionales y personales que nos hacen caer en la creencia falsa de que criticar el producto es criticar a la persona. El solo hecho de ver el error a tiempo de enmendarlo es una oportunidad para mejorar cuando estamos a tiempo, en lugar de lamentar los errores cuando ya mucho dinero y tiempo se han perdido.
Así, la crítica y el señalamiento del error dejan de experimentarse como un ataque a la persona o un intento malintencionado de acabar con un proyecto; en su lugar, nos encontramos con la verdadera crítica constructiva: vemos el error y lo evidenciamos para que la persona responsable pueda tomar las medidas correctivas de manera inmediata, cuando todavía existe la oportunidad, cuando aún no se han producido pérdidas económicas ni daños a terceros (los lectores). Ver el error al tiempo es nada más (y solamente) el primer paso para corregirlo.
domingo, 25 de octubre de 2009
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Como siempre, un acierto.
ResponderEliminar¡Qué curioso! ¿No? Que si nos señalan un error de redacción, una errata o dato impreciso, lo primero que nos salta es el instinto de preservación de nuestro honor, como si nos estuvieran haciendo una afrenta personal...
Sí, necesitamos más educación, pero también algo de terapia psicológica y autoexámen, para dejar de identificarnos indebidamente con los productos de nuestro trabajo. Reconocer que hemos cometido un "error" no es darnos por menos, sino aceptar que podemos mejorar en algo y que, si hacemos el esfuerzo, esto redundará en nuestro beneficio tanto como el del lector. Vale la pena, ¿verdad?
-JAO
Estoy totalmente de acuerdo: vale la pena. ¿Cómo podríamos crecer si no somos capaces de aprender de nuestros errores?
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