lunes, 3 de enero de 2011

¿Qué son los "falsos amigos"?

Los falsos amigos o falsos cognados son palabras de distintas lenguas cuya forma (morfología) es muy similar, pero cuyos significados son muy distintos entre sí. Para dar apenas unos ejemplos, el inglés library significa ‘biblioteca’, no ‘librería’; success significa ‘éxito’, no ‘suceso’ y exit significa ‘salida’, no ‘éxito’.

Los falsos amigos aparecen frecuentemente en traducciones realizadas por novatos o personas con poca formación y experiencia en el ramo. Son frecuentes en traducciones muy literales, en donde quien traduce se deja llevar por la forma de la palabra (morfología) y no investiga los significados de las dos palabras en cada lengua (semántica). Esto produce imprecisiones en la comunicación.

Si los lectores de la palabra mal traducida desconocen la lengua de origen, por lo general carecen de herramientas para detectar el error. Como resultado, las malas traducciones –tanto libros publicados por editoriales, como en medios de prensa– llegan a generalizarse sin remedio y grandes públicos adoptan un falso cognado como la forma correcta de un concepto.

El problema se agrava cuando el falso amigo logra insertarse en una comunidad de hablantes de alguna clase; por ejemplo, entre un grupo de investigadores, en una universidad, entre los docentes de una carrera, en un gremio profesional… Así, en poco tiempo, los miembros de esa comunidad están hablando entre ellos con un falso cognado cuyo significado todos parecen entender. ¿Por qué, le preguntan al filólogo, sería necesario corregirlo?

Mi respuesta siempre está a medio camino entre el respeto por la norma y la buena comunicación: un falso amigo, por lo general, es el resultado del error humano; error que solo se puede generalizar si las personas responsables de los medios de comunicación no lo detienen a tiempo. Si nosotros estamos en el medio editorial (ya como editores, correctores de estilo o escritores de cualquier clase, periodistas incluidos), estamos obligados por nuestra profesión a un uso responsable de los vocablos. Resulta triste cuando un lector no especializado utiliza la mala traducción de una editorial reconocida para respaldar y legitimar el uso de un falso cognado.

Por otro lado, si detectamos una comunidad de hablantes en donde un falso cognado se ha introducido sin aviso, siempre conviene rectificar, aun cuando sea lentamente. Si la lengua va a cambiar, que cambie como debe: gracias a los hablantes que se adaptan a las nuevas necesidades de comunicación y no como la imposición inevitable e inconsciente de errores no corregidos a tiempo.


Lecturas recomendadas
Para ampliar el tema de los falsos amigos o falsos cognados recomiendo la lectura de la entrada “falsos amigos” en el el Diccionario de redacción y estilo de José Martínez de Sousa (2003), en donde se explica el origen del término y se proponen alternativas para su denominación.

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